¿Te cuesta poner límites y decir que no a los demás?

Hoy vengo a decirte algo muy importante que quizás nadie te había comentado.

Y es que la mayor dificultad a la hora de poner límites no reside tanto en poner el límite en sí mismo, es decir, en comunicarlo y expresárselo a los demás, sino en gestionar las consecuencias de ponerlo.

Y creo que aquí es donde la mayoría de los artículos o formaciones que abordan este tema fallan.

Y es que se enfocan mucho en QUÉ DECIR y CÓMO DECIRLO (lo cual es extremadamente importante y esencial, no me mal interpretes) pero no te explican QUÉ HACER una vez has puesto el límite.

Porque dejemos de engañarnos, cuando no estás acostumbrada a poner límites y empiezas a ponerlos, se te queda una sensación en el cuerpo muy DESAGRADABLE por no decir, una sensación de MIER**

  • Sientes que has sido borde
  • Sientes que has hecho daño al otro
  • Sientes que el otro se va a enfadar
  • Sientes que te van a dejar de hablar
  • Te cuestionas a ti misma, si realmente era tan importante
  • Te preocupa que te puedan criticar
  • Te preocupa que piensen que eres una egoísta o una exagerada…

Y así un largo etcétera…

Es por eso que aprender a gestionar todo estas consecuencias de poner límites se hace muy muy necesario y es algo en lo que yo me enfoco mucho cuando lo trabajo con otras mujeres en mis sesiones.

¿Y cómo lo trabajo?

Pues una de las cosas que hago es empezar a cuestionar cada una de esas frases que te dices a ti misma cuando pones (o piensas poner un límite) y lo hago con preguntas como las siguientes:

Ejemplo 1: ‘He sido super borde, qué mal’

¿Qué pasa si pareces borde al poner un límite? ¿Tú te consideras una persona borde realmente? ¿Por ser borde una vez, pasas a ser una persona borde para siempre y con todo?  ¿Es poner límites realmente sinónimo de ser borde? ¿Cómo puedes poner un límite sin tu sentirte borde, independientemente de lo que el otro piense? ¿De qué otra manera puedes decirlo?

Ejemplo 2: ‘Seguro que le he hecho daño al decirle esto’

¿Está en tu mano controlar cómo se siente el otro o lo único que tú puedes controlar es qué dices y cómo lo dices? ¿Qué es mejor, hacerte daño a ti misma para no hacer daño al otro o ‘hacer daño al otro’ para tu poder estar bien? ¿Qué significa realmente hacer daño? ¿Es una adulto capaz de gestionarlo? ¿Qué le puede estar haciendo daño al otro realmente? ¿Qué no esté acostumbrado a que tú no hagas lo que quiere? ¿Eso es realmente ‘hacer daño’? ¿Quién estaba haciendo daño a quien, entonces?

Podría continuar con un montón de preguntas más para cada uno de los ejemplos que te he puesto más arriba, pero creo que ves donde quiero llegar.

Lo que hago con este ejercicio es ayudarte a que te des cuenta y te cuestiones lo que hay detrás de todo aquello que te dices a ti misma cuando pones un límite, es decir, te ayudo a que cambies todo ese diálogo interno para que cuando necesites decir que NO a algo, puedas sentirte tranquila al expresarlo.

Por supuesto que esto es algo que necesita de un entrenamiento. No va a cambiar de un día a otro sin más, pero es cuestión de ponerlo en práctica, una y otra vez, despacio y sin agobiarte, observando constantemente como lo vas gestionando. 

Y si necesitas que alguien te eche una mano para poder llevarlo a cabo, no dudes en escribirme, que yo te acompaño a masterizarlo.

Un abrazo,

Gema

Gema Juárez

Hola, soy Gema

Y ante todo, soy mujer y humana, como tú. 

Una mujer con una historia de vida, que ha aprendido que existe otra forma más sana y equilibrada de relacionarse consigo misma y con los demás, y que ha decidido compartir su conocimiento con más mujeres como tú, porque creo que otra forma de vivir es posible, sin tanta exigencia, sin tanto correr, sin tanto depender de la opinión o necesidad de los demás, y sobre todo, MÁS CONECTADAS CON NUESTRA ESENCIA, CON NUESTRA VERDAD.

Y también soy...

COACH PERSONAL

Me he formado como Coach Transpersonal especializada en Relaciones, y antes de esto me formé en Coaching con PNL, Programación Neurolíngüística, y Mindfulness

PROFESORA DE YOGA

El Yoga para mi fue (y sigue siendo) una salvación. Ese lugar donde parar y escucharme, y darme lo que necesito, sin permiso ni validación de nadie. Desde este lugar comparto mi parte más espiritual (no religiosa)

AUTODIDACTA

No sé que sería de mi sin leer libros. Con ellos aprendo y amplio conocimiento que me ayuda a seguir creciendo y compartiendo