¿Te gustaría encontrar tu propósito de vida?

¿Y si para encontrar tu propósito de vida necesitaras empezar por encontrar primero la forma de sentirte bien contigo contigo misma, de poder sentirte plena y tranquila, sin exigirte tanto, ni a ti ni a la vida?

Me imagino que llevas tiempo dándole vueltas a la cabeza, intentando encontrar qué es eso que tú has venido a hacer a esta vida, eso que une lo que a ti te apasiona, con lo que se te da bien hacer, con lo que el mundo necesita y por lo que podrían pagarte y así poder soltar ese trabajo que tantos dolores de cabeza te da, pero por alguna razón que desconoces, no das con ello. 

Algo está encallado y no te permite descifrarlo.

Hablamos de tu Ikigai, de aquello que le da un sentido mayor a tu vida, algo que, sin lugar a duda, hará que puedas vivirla con sensación de plenitud y satisfacción, sintiéndote alineada y en coherencia contigo misma.

El problema es que en la búsqueda de este propósito has caído en la trampa de lo mismo que te ha llevado a la situación de frustración y agobio que tienes ahora mismo: el exceso de pensamiento.

Y es que tu Ikigai no se decide.

Tu ikigai se siente.

Tu Ikigai sale a luz, sin forzarlo.

Y para que esto suceda, hay que darle el espacio necesario.

Y ahora dirás, ¿si, y esto cómo se hace?

Lo primero de todo es empezar por bajar la carga mental diciéndole a tus pensamientos que se callen, que dejen de pensar tanto y que ya está bien de sobre analizar todo.

Estoy segura de que muchas de las cosas que tu mente te dice son las siguientes:

• No hay nada que me apasione tanto
• Yo no soy realmente buena o experta en nada
• Pero quien iba a pagarme por algo así
• Esto no es posible
• Etc, etc

Y claro, con ese diálogo interno, ya podrás imaginar que no va a ser fácil poder avanzar.

Y es que para mí hay un paso previo del que nunca nadie habla que es esencial para que puedas dar con tu propósito de vida.

Este primer paso es el de aprender a sentirte bien contigo misma, desarrollando esa capacidad de sentirte plena y tranquila.

Es un círculo que se retroalimenta, que sigue este flujo que te muestro en la imagen:

1. Reduces la carga mental
2. Conectas con la calma y la presencia
3. Accedes a tu yo verdadero, a tu esencia, soltando todas las máscaras que te bloquean
4. Te sientes bien contigo misma, plena y tranquila
5. Abres el espacio para que tu Ikigai se manifieste
6. Te alineas con él, lo sientes verdadero, crees en él
7. Crees en ti misma
8. Accionas los pasos para poder llevarlo a cabo
9. Aumentas esa sensación de plenitud y de tranquilidad